Archive for abril 2010

Este blog hará temblar los cimientos del universo

No sé si lo sabe el lector, cómo va a saberlo, si nadie se lo ha dicho, que este blog, un blog que saldrá al mundo el próximo 1 de mayo, día del trabajo, día del trabajador, un día muy sudoroso, sin duda, este blog, digo, pues bueno, es un sitio muy particular. Primero, no es el blog de uno, sino de dos. El primer blog de dos, que además no son, como Faemino y Cansado, o Tip y Coll, dos que, como diría John Ford, «cabalgan juntos». No, de cabalgar juntos nada. Entre otras cosas, aquí hay un señor de La Mancha, un hidalgo de La Mancha, sí, J. Albacete, que sí quiere acordarse de dónde es. Y hay, por otra parte, una dama sureña, no, para nada de «lo que el viento se llevó», sino de más al sur, de Colombia (es decir, de América: ya que América debería llamarse Colombia, y no América, ya que fue Colón y no Américo Vespucio quien llegó a ella y la nombró). Pues bien, estas dos orillas del Atlántico, La Mancha y Colombia, quedan unidas por un nuevo viaje inverso de descubrimiento que es este blog, un blog selvático, asilvestrado, un blog mestizo, un blog subversivo, o sea, un blog literario, donde todo puede pasar. ¡Bienvenidos! (Esta prueba se destruirá a los diez segundos de ponerse en la red: diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco….)

25 años de la muerte de Joan Miró. Eliminación y metamorfosis

Se cumplen 25 años de la muerte del que, sin duda, es uno de los más grandes, influyentes y reconocidos artistas españoles (casi 5 millones de referencias en Google así lo confirman); pero, paradójicamente, aunque Joan Miró puede ejercer una fascinación instantánea, sigue manteniéndose relativamente extendida la concepción de que su obra, quizá por su aparente sencillez, es producto de una vocación infantil o ingenua; de un arte primitivo, poco desarrollado. Nada más lejos de la realidad. En el caso de Miró estamos ante el producto, primero, de la drástica ruptura, conscientemente buscada, con el arte conocido hasta ese momento: sus métodos, materiales, punto de vista, plástica…  en palabras de Miró de su deseo de abandonar los métodos convencionales de pintura, de «matarlos, asesinarlos o violarlos». En segundo lugar, de un trabajo, que tarda décadas en madurar, en el que mediante la acción combinada -no tanto de la abstracción- como de la eliminación y la metamorfosis, nos presenta una radicalmente nueva experiencia plástica.

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Café Perec

Como me he pasado toda la semana santa de penitente, en casa, sin levantar un paso ni fotografiarlo, decicí de antemano que lo mejor sería hacerles caso a Bolaño y a Vila-Matas y encerrarme los siete días en el número 11 de la rue Simon-Crubeiller, en el barrio de la Plaine Monceau, en el distrito diecisiete de París, donde se consuman las 634 páginas de La Vie Mode d´Emploi (La vida instrucciones de uso), la novela de Georges Perec que los dos citados con anterioridad consideran una de las grandes obras maestras (si no la mayor) de la segunda mitad del siglo XX.
De modo y manera que lo dispuse todo para no poner un pie en la calle y dedicarme en exclusiva a subir y bajar una escalera (el ascensor está siempre estropeado en estas viejas casonas parisinas) y a conocer a lo que yo presumía sedentarios vecinos. Pero cuando uno se abandona en las manos de un mago auténtico, todo puede pasar: y yo que me creía a salvo de todo peregrinaje, resulta que he tenido que viajar por el mundo entero: de la lejana Australia al corazón de África, de la India al Japón e Indonesia, sin olvidar las dos Américas, Siria, Egipto, Polonia, Argelia y un sinfín de lugares más. He conocido a tanta gente y tantas vidas y peripecias, como ningún viaje real me hubieran permitido conocer. He conocido a magistrados que se hacen ladrones, a un boxeador negro que nunca ganó un combate, al hombre que estafaron y compró el Vaso de la Pasión, al historiador que creía que el verdadero nombre de América era Colombia, a un acróbata que se negaba a bajarse del trapecio, a arqueólogos, anticuarios, pintores de marinas, fabricantes de puzzles, cantantes rusas, combatientes de la resistencia, comerciantes avaros, y así hasta decenas y decenas de personajes. Cuando entré en el relleno de aquella escalera, jamás sospeché que había abierto una ventana al mundo de tales dimensiones.

Probando, probando

Semana Santa. Semana de dolor. Pasos. Procesiones. Cirios. Saetas. Nazarenos. ¿Dónde? Aquí en la red no hay pasión ni dios, vivo o muerto. Sólo hay imágenes y textos, sin orden ni concierto, a un clic de distancia. Aquí, todo ha quedado pulverizado en eso: textos e imágenes. Lo demás queda abolido. La historia, texto e imágenes. La realidad, texto e imágenes. Los sentimientos, texto e imágenes. Estamos pues ante la nueva papilla primigenia. Quien quiera comer y alimentarse, ya puede empezar. No, es cierto, no es tan distinto de lo que había, sólo es inevitablemente distinto. Quiero decir, que no deja otras opciones. No presenta escapatoria. Como un nuevo señor feudal, pero que te deja a tu disposición el libre acceso al total de textos e imágenes creadas hasta hoy por la humanidad, más las que se crean cada día. No es poco. Está por ver si esta nueva realidad es capaz de encadenar las pulsiones aberrantes que también están en nosotros. ¿Cómo será la violencia a través de la red? Ya sé, ya sé, ya hay ejemplos, pero todavía insignificantes para lo que vendrá después. La humanidad es de una plasticidad enorme. En un momento dado el hombre tuvo que acostumbrarse a escribir las cosas sobre un papel. También eso fue una violencia y un encadenamiento. ¿Por qué temer entonces a esto? Si queremos pervivir tendremos que mutar. Mutaciones. Permutaciones. Procesos. Procesiones. Cruces. Resurrección.